Inspirada en las luchas ideológicas y los conflictos armados de nuestro tiempo, La luna se ha puesto recrea el tenso ambiente de un pueblo recién invadido. En una época imprecisa, un pueblo sin localización concreta y un ejército anónimo protagonizan una guerra que bien pudiera ser cualquiera. Es el drama de unos vencedores que se saben vencidos, que pueden matar pero no imponerse, que se abruman frente a la enconada hostilidad, la fingida sumisión, la solapada resistencia y, por último, la violencia liberadora de un pueblo que se considera independiente. La luna siempre vuelve a salir para los pueblos que resisten, nos dice el autor, mediante una escritura épica que se vuelve contundente en su propia sencillez.
Un formidable alegato contra la guerra.
«La guerra es traición y odio, y torpezas de generales ineptos, tortura y muerte, y náuseas, y cansancio, y que cuando todo ha pasado, lo único que queda son nuevos desalientos y nuevos odios»,
Steinbeck.