Este país seduce a los viajeros con su sólida cultura, cafés con terraza, pueblos con mercado y bistrós con el plato del día anunciado en la pizarra. Francia es sinónimo del mejor arte y gastronomía. Gracias a su carácter innovador, siempre hay algo nuevo que ver, aprender y probar. Además, el ritmo de la vida, dictado por las estaciones en el campo, y los sencillos rituales diarios se convierten en momentos inolvidables, como saborear un café con un cruasán, pasear por los jardines de nenúfares o deambular por una playa bretona impregnada de la música y la mitología que trajeron consigo los invasores celtas en el s. V.